Lugo

Tras el debut en Reus, llegaba el turno del estreno de Alberto Monteagudo ante la afición del Ano Carro en partido de Liga. El rival, la gran revelación en lo que va de campeonato: la AD Alcorcón de Cristóbal Parralo. Un enemigo de altura y con gran solidez defensiva para ver la evolución del nuevo estilo albivermello.

La valentía y el protagonismo que le pidió el técnico manchego a los suyos se vio plasmada sobre el terreno de juego desde el pitido inicial de Figueroa Vázquez. El CD Lugo acumulaba hombres en la presión muy arriba y los primeros compases se jugaron en el campo alfarero, con Escriche y Cristian Herrera como amenazas, espoleados por los balones de Campillo e Iriome desde las bandas.

Los madrileños mostraban esa solidez que les ha aupado a los puestos nobles y no concedían a los de Monteagudo la oportunidad de hacer sangre. El plan era claro: pegamento atrás y buscar el balón parado, las contras y las segundas jugadas en la zona de ataque. Tras un rechace tuvo la primera clara el Alcorcón, cuando Sangalli pico demasiado una vaselina aprovechando una mala entrega previa de la zaga albivermella.

El partido se tornó en una de esas digestiones pesadas, en la que los locales intentaban ablandar la dureza del rival siendo dueños de la pelota, pero el equipo de Parralo se mostraba cómo en un escenario en el que concedía muy poco. Los de Monteagudo no desesperaban y tuvieron la más clara en uno de los pocos despistes visitantes cuando Campillo se anticipó entre Dani Jiménez y un defensa, pero el portero de lo madrileños pudo sacar una mano salvadora que evitó el primer tanto del partido. Y así moría una primera mitad con mucha entrega de los albivermellos, pero poco premio en forma de ocasiones claras o goles.

Si ya resultaba complicado derribar el muro amarillo, el inicio de la segunda mitad deparó acontecimientos que iba a darle un extra de dificultad a los de Monteagudo. Borja Galán tras dos recortes y un derechazo de gran calidad, adelantaba a los visitantes desde la frontal del área. A los albivermellos les iba a tocar exponerse aún más y los madrileños iban a esperar con el cuchillo afilado para apuntarse más muescas en su cuenta.

El orgullo lucense trajo la primera réplica apenas un minuto después con una ocasión de Campillo, pero el disparo del roceño se fue lamiendo el poste derecho de Dani Jiménez. El conjunto amurallado buscaba las cosquillas una y otra vez a los del sur de Madrid, pero los amarillos conseguían, nunca mejor dicho por la climatología, achicar agua.

El equipo de Cristobal Parralo supo parar el partido y las lesiones de Dani Jiménez y distintas interrupciones no dejaron muchos minutos de juego efectivo en la segunda mitad. Monteagudo puso en liza a Dongou, Lazo y Jun Muñiz buscando morir en el área, con Iriome como lateral derecho y el equipo lanzando continuamente balones al área de Raúl Lizoain.

Las opciones albivermellas de hacer justicia con el empate llegaron hasta el último suspiro, con un tiro de Juan Muñiz desde la frontal que logró salvar el meta alfarero y sobre todo un disparo de Seoane que pego en el poste cuando todo el estadio ya cantaba gol. Esta vez la efectividad marco un partido en el que el CD Lugo mereció mucho más. En una semana los pupilos de Monteagudo tendrán una nueva oportunidad para resarcirse en Albacete.