Los chicos del bosque es una novela inquietante. Basa su premisa en algo que pudiera parecer dramático para ir creando una atmósfera cada vez más enrarecida y terrorífica.

Hugo Portal sitúa la historia en un día corriente y, así, compone el lugar narrativo inicial. Un matrimonio decide viajar unos días con su hijo a un pequeño pueblo balneario para desconectar del invierno. El entorno es precioso, y la oferta parece un regalo comparada con el precio de la estancia en verano. Fascinados por la belleza del bosque, padre e hijo deciden salir a dar un paseo mientras la madre se toma un tiempo para asentarse. 

“No lo pierdas de vista” es el único comentario de ella antes de verlos marchar, algo muy normal en una madre con un niño pequeño (Jonathan tiene 7 años). Pero hay algo más que la preocupa. El primer enigma es sembrado por el autor desde este punto. A pesar de la tranquilidad casi estática del lugar, una serie de desapariciones habían perturbado la vida de la comunidad en los últimos meses. Las víctimas, una por mes desde el verano anterior, eran niños de una edad similar a la de su hijo, y los casos no se habían resuelto aún. Germán, el padre, tranquiliza a su mujer y parte con el niño y una mochila a explorar el bosque.

A partir de aquí el ritmo de la novela se encrespa y se precipita sin pausa hasta el final. El niño cree observar algo entre la maleza y, cuando el padre aparta la vista para comprobar que allí no hay nada, el niño desaparece. La búsqueda del pequeño irá desentrañando los misterios del lugar y de quienes lo habitaron a lo largo de los 4 capítulos que componen la novela.

Hugo Portal nos transporta en Los chicos del bosque a diferentes lugares en el tiempo para mostrarnos el origen y los detalles del misterio por un lado, y la evolución de la presente búsqueda por otro. Todo se va entrelazando de una forma inquietante y terrible al más puro estilo clásico, con enigmas y elementos fantásticos suficientes para disfrutar de una intensa lectura.

A pesar de su juventud, Hugo Portal demuestra una pluma sólida capaz de recrear atmósferas diversas, desde las más cotidianas hasta las más surreales. Maneja el ritmo al compás de cada acontecimiento y estructura el tiempo para crear una obra llena de pasado y de futuro.

Hugo Portal tiene veintisiete años y nació en Florencio Sánchez, un pueblo pequeño del departamento de Colonia, en Uruguay. Es profesor de inglés y ha obtenido varios reconocimientos en concursos literarios tanto en poesía como en narrativa. Actualmente, aparte de estar enfocado en su carrera literaria, realiza un curso de traducción científica y literaria en el Instituto Superior Lenguas Vivas de la ciudad de Buenos Aires.